El Modelo Educativo Marista del Instituto México de Baja California (MEMIM) integra los rasgos de la filosofía educativa marista de donde emanan los principios que orientan el trabajo educativo, que integrados a una serie de procesos, metodología y actitudes, se explicita y se realiza el sueño de san Marcelino Champagnat desde hace 200 años de presencia educativa en el mundo.

La concepción educativa del Instituto México tiene el carácter de integral, esto implica que se preocupa por desarrollar a la persona desde todas sus dimensiones: espiritual, intelectual, física, afectiva, cultural, relacional, etc. Y busca intencionalmente comunicar valores.

Vivir apasionadamente desde el Evangelio de Jesús, es una característica de la educación marista. Se integra al desarrollo personal una búsqueda de la identidad con la cual se actúa en cualquier entorno con una finalidad transformadora para que toda persona que se integra a la misión educativa marista pueda hacerse cargo de su formación, “mire al futuro con esperanza y desarrolle la capacidad de reconocerse protagonista en la compleja trama de la existencia personal y colectiva, de ser agente transformador de la propia realidad y de integrar la fe y la vida”.

El currículum evangelizador busca impregnar cada una de las áreas, proyectos, materias, actividades y personas que intervienen en el desarrollo de las actividades escolares. No se limita a la sola transferencia de conocimientos, sino que contribuye a materializar en acciones, voluntades y actitudes, tanto el proyecto de Dios, como la filosofía educativa marista, y de esta forma contribuir al objetivo esencial de la educación; la formación de la persona para hacerla capaz de vivir en plenitud y dar su contribución al bien común.

Concepción de la educación:

Marcelino Champagnat veía a la educación como un medio para llevar a los jóvenes a la experiencia de la fe y de hacer de ellos buenos cristianos y buenos ciudadanos. De esta visión emana la educación integral que implica el desarrollo armónico de los aspectos humanos, espirituales, académicos a fin de vivir un verdadero compromiso social.

Se entiende que la educación debe ser dinámica y transformadora de acuerdo con los rasgos que se desea formar en los estudiantes, por lo tanto se integran los recursos necesarios que las nuevas corrientes pedagógicas demandan y que se expresan desde: los nuevos paradigmas psicoeducativos, programas, contenidos curriculares, metodologías, recursos didácticos, ambientes de aprendizaje, tecnologías y nuevas actitudes con la finalidad de satisfacer cualitativamente las necesidades de nuestros alumnos en la continuación de sus estudios.

Se favorece la construcción de la comunidad desde una verdadera integración de los implicados en el proceso educativo y para que así se testimonie los valores que queremos transmitir a nuestros alumnos.

El espíritu de familia como un elemento distintivo de la educación marista, resalta la participación significativa de los padres como un eje elemental del proyecto educativo, el trabajo colaborativo entre escuela y familia desde el proyecto marista, se convierte en fermento de transformación social.

El currículo marista:

Esta propuesta define claramente que la orientación del currículo marista es “educar para la vida” y así buscar el bienestar personal y comunitario desde una perspectiva cristiana-transformadora.

1. Ámbitos formativos

  • a. Formación intelectual
  • b. Formación para el deporte y la salud
  • c. Formación artística
  • d. Formación solidaria
  • e. Formación espiritual
  • f. Formación ecológica

2. Rasgos transversales formativos

  • a. Formación afectiva
  • b. Formación del carácter
  • c. Formación de la voluntad